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domingo, 27 de noviembre de 2011

Cena en El Regulador Bistrot, Barcelona

Con ocasión de la Barcelona Restaurant Week, una iniciativa anual en que una serie de selectos restaurantes de la ciudad ofrecen un menú a un precio único de 25 euros ( ojo, sin bebidas ni I.V.A. ) , uno de los cuáles va para beneficiencia ( en concreto, para la Fundación O.N.C.E. del Perro guía, y la Fundación Escayola del Cor ), tuve la ocasión de cenar en el Restaurant Bistrot El Regulador, en plena Rambla de Barcelona.

Ni que decir tiene que la calidad del servicio y del producto servido estaban por encima de ese precio, pero todo era por una buena causa. Nada más entrar por la puerta, que nos abre el portero del Hotel Bagués ( al que pertenece el restaurante ), un amable recepcionista de negro nos pregunta por el nombre de la reserva, y nos invita a esperar en un cómodo sofà, en el cual sólo nos sentamos 10 segundos hasta que el  maître nos avisa y nos conduce a nuestra mesa. Ambiente minimalista: iluminacion ténue, acompañada por velas en el centro de la mesa, como mandan los cánones, y una leve y agradable música lounge sonando de fondo. No deja de ser un contraste con la frenética actividad y movimiento que se visualiza en el centro de la Rambla a través de los ventanales. Uno de los competentes camareros , de riguroso negro y estudiados movimientos, nos trae apresuradamente un completo aperitivo, con una mini-croquetas de jamón ibérico ( tremendas ),  patatas fritas, olivas y almendras, que devorámos avídamente.
Tras ello, y sin apenas demora, vienen nuestros primeros platos: Carpaccio de buey y calabacín con mayonesa de wasabi, y ensalada "xató" de atún en escabeche y bacalao confitado: 



Deliciosos ambos, el elemento más sorprendente y agradable lo encontré en la mayonesa de wasabi: daba un punto picante, pero sútil, y realzaba mucho el gusto del carpaccio. Una delicia de la que, desafortunadamente, no conseguímos la receta ( aunque lo  intentamos concienzudamente con uno de los camareros, la verdad sea dicha ).
La siguiente parada de nuestra "excursión" gastronómica era el segundo plato: Dados de solomillo a la pimienta se sechuán, corazón de alcachofa y puré de patata ratte, y tronco de merluza en salsa verde con almejas y espárragos:



Mención especial para el tronco de merluza en salsa verde con almejas y espárragos, pues no sólo tenía una deliciosa textura tierna , sino que estaba servido hábilmente con una base de patata, que había absorbido el sabor de la merluza, completando un delicioso segundo plato.

Tras el grueso del menú, llega la teórica hora del postre, pero nada es convencional en este local, y el eficaz camarero nos obsequia antes con un prepostre, un pequeño pero sabroso bocado de bizcocho sobre leche merengada con frambuesa:


Degustado este pequeño avance, llega  el postre: Crumble de manzana con pasas y espuma de canela


Un exquisito "dessert", cuyo brillante secreto es la deliciosa galleta de crumble de manzana con pasas,  servida caliente, y coronada con el contraste de helado.

Por último, y siguiendo con el buen hacer de este local, el café nos lo sirvieron con pequeños bocaditos de trufa fría. Sin duda, un detalle que cualquier paladar chocolatero agradece ( entre los cuales me incluyo ) :


Sin duda, una buena oportunidad de degustar cocina innovadora y fresca, y disfrutar a la vez de un servicio atento y diligente. Experiencia recomendable al 100 %.


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